Por: Luis Francisco Vivanco Aldon
Vicerrector Académico de la Universidad Privada Peruano Alemana – UPAL. Senior Ambassador Aerospace Education Initiative.
En el mundo de la comunicación, los periodistas y los profesionales de imagen institucional de los diferentes oficinas públicas y privadas que se responsabilizan de su gestión, son las dos caras de la misma moneda. Ambos partes tienen un papel fundamental en la construcción de una imagen positiva y transparente de las instituciones. Sin embargo, a menudo vemos errores en la relación y vinculación entre estos dos actores, lo que puede llevar a una mala comunicación y a una percepción equivocada por parte de la colectividad.
Uno de los errores más comunes es la falta de coordinación y planificación. A menudo, los profesionales de imagen institucional y los periodistas trabajan en silos separados, sin una estrategia clara y coherente, cuya responsabilidad parte del DirCom. Esto puede llevar a una comunicación confusa y contradictoria, con un impacto negativo en la percepción de la institución. Recordemos que los profesionales de los medios de comunicación son el canal tradicional por excelencia de las oficinas de imagen para llegar masivamente a otros grupos de interés.
Otro error es la falta de transparencia. Los periodistas y la sociedad en general esperan que las instituciones públicas o privadas sean transparentes en su comunicación y en su gestión de recursos. Sin embargo, a menudo vemos que los profesionales de imagen pretenden controlar la narrativa de la comunicación o, inclusive, ocultar información. Con la popularidad de las redes sociales, no hay manera humana de restringir el conocimiento de algo. Solo basta un teléfono móvil y esperar a que se haga público.
Un tercer error frecuente es la creencia del facilismo informativo. Las salas de redacción se ven invadidas por notas de prensa y convocatorias de entidades públicas y privadas. Acto seguido, la persecución telefónica, mails y WhatsApp, para que se publique o asista a una actividad programada. Sumemos a esta ecuación las agencias de PR. No obstante, es el profesional de imagen quien debe reconocer la pertinencia de la cobertura / publicación de un suceso. Así, actividades eminentemente internas jamás deben ser consideradas para la esfera pública masiva. Creer que “el amigo” periodista lo difundirá es menospreciar su vital rol.
De este manera, se pueden listar un sinfín de malas prácticas de vinculación entre responsables de imagen y los medios de comunicación. Debemos partir por el reconocimiento pleno de los roles y responsabilidades de cada quien, para trabajar en conjunto y lograr los objetivos institucionales y periodísticos: visibilidad por un lado y la noticia por el otro.
Finalmente, la transparencia debe ser una prioridad: los organismos y empresas públicas o privadas deben ser abiertas en su comunicación y en su gestión de recursos, colaborando con los periodistas para una comunicación efectiva y sin censura.